Xalapa, Veracruz.- Armando Méndez de la Luz, precandidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Veracruz, advierte que se gobierna con calidad moral o no se gobierna. Por eso plantea:
En primer lugar -de ser gobernador- impondría cero tolerancia a la corrupción, a la impunidad y a la injusticia. Ahí donde haya visos de cualquiera de estos tres males, hay que actuar de inmediato y cortarlos de raíz. ¡Caiga quien caiga, sin importar nivel, parentesco o amistad!
Destaca que es necesario transparentar todas las acciones de gobierno a la sociedad para que ésta funja como una contraloría social y señala que la pobreza no sólo se debe combatir por razones económicas, sino fundamentalmente por razones éticas y humanitarias.
En entrevista en la dirección de Diario de Xalapa, dijo que para nombrar a los colaboradores del gobernador debemos anteponer el mérito al privilegio. "Ya basta de nombrar amiguitos, amiguitas, parientes o cómplices".
A continuación, la entrevista:
¿Cómo siente el ánimo de la gente?
Veo en los rostros de los veracruzanos temor, desesperanza, frustración, ira contenida. Mucho enojo con el gobierno. Los ciudadanos reclaman seguridad y mejoramiento en su economía. No podemos vivir con el temor permanente de sufrir un acto arbitrario de autoridad, un robo o un secuestro por la ineficiencia y la falta de atención del gobierno.
Un gobierno que no brinda seguridad a la ciudadanía en sus bienes y en sus vidas, es un gobierno que ha fallado en su principal responsabilidad.
¿Cómo combatir la inseguridad?
Vivimos una crisis no sólo de violencia e inseguridad, sino también de valores morales. Se ha incrementado la desconfianza de las personas hacia las instituciones, por lo cual existe un hartazgo social hacia la política y sus gobernantes. Hoy en día la población no sabe si cuidarse más de los delincuentes con credencial o de la delincuencia organizada.
Por ello, además de capacitar, equipar y evaluar a las fuerzas de seguridad pública debemos implementar una política de cero tolerancia a la corrupción y a la impunidad desde arriba, y transparentar todo a la sociedad para que ésta funja como una contraloría social. Porque si los mandos policiales no delinquen ni hacen tratos por debajo del agua, podrán cumplir con su deber; de lo contrario, si se coluden con los delincuentes, el pueblo sufre las consecuencias. Ahí está el caso de los jóvenes de Isla detenidos en Tierra Blanca y desaparecidos por la propia policía.
¿Cuál es su opinión sobre la situación financiera y la deuda que pesa sobre Veracruz?
El problema financiero del Estado no es una cuestión meramente técnica, también es un asunto ético y moral, un problema de corrupción. En primer lugar, debemos analizar la naturaleza de la deuda, si ésta es real o ficticia, porque se contrataron muchas obras y servicios, por los que se pagó mucho dinero y sólo quedaron en papel. Y por supuesto, esa "deuda" no hay que pagarla.
Una vez que se sepa a cuánto asciende la deuda real y legal, se deben renegociar mejores plazos e intereses más bajos para liberar recursos que permitan dar seguridad a los veracruzanos en sus bienes y en sus vidas, emprender un programa de desarrollo económico sustentable que propicie empleos permanentes bien remunerados para todos, en especial para los jóvenes, y un programa de combate frontal a la pobreza.
Usted ha insistido mucho en el tema de la pobreza, ¿por qué?
Es una vergüenza que seis de cada diez veracruzanos vivan en condición de pobreza; dos de cada diez en pobreza extrema, y 620 mil personas no saben leer ni escribir. Y esto resulta preocupante e indignante.
Detrás de estos datos hay dolor humano, pérdida de oportunidades, vocaciones truncadas y esperanzas defraudadas.
La pobreza no sólo se debe combatir por razones económicas, sino fundamentalmente por razones éticas y humanitarias.
¿Cómo hará usted para frenar la corrupción?
Se gobierna con calidad moral o no se gobierna. Si usted le dice a su hijo que no tome alcohol, con una copa en la mano, lo más seguro es que no le haga caso. Si el que manda no le entra a la corrupción, el problema está resuelto en al menos un 50 por ciento. Pero si el jefe le entra, todo mundo roba y el que paga es el pueblo.
La corrupción es una especie de impuesto muy elevado que ha servido para enriquecer a unos cuantos y que ha perjudicado la calidad de vida de millones de veracruzanos. Como resultado de ello tenemos pésimas carreteras, malos servicios médicos, retraso en pagos de salarios, pensiones y becas; ausencia de obra pública y carencia de oportunidades de empleos bien remunerados para la población económicamente activa, en especial para los jóvenes.
Un reclamo popular que he escuchado a lo largo de todo el Estado es que la persona que llegue a ser gobernador debe obligar a los corruptos a devolver lo mal habido y que sean procesados conforme a derecho, porque han saqueado al estado de manera demencial.
¿Cómo acabar con los malos gobiernos?
En los cargos públicos que he desempeñado siempre me he apegado a tres principios fundamentales para que un gobierno sea exitoso:
En primer lugar, cero tolerancia a la corrupción, a la impunidad y a la injusticia. Ahí donde haya visos de cualquiera de estos tres males, hay que actuar de inmediato y cortarlos de raíz. ¡Caiga quien caiga!, sin importar nivel, parentesco o amistad.
En segundo lugar, debemos propiciar la participación plena de la sociedad en todas las decisiones de gobierno. Hay que devolverle al soberano, al pueblo, su capacidad de mando como lo marca la Constitución. Los ciudadanos deben participar en la licitación de obras y servicios; verificar el costo, la calidad y el tiempo de ejecución. Y ante todo, vigilar constantemente a sus gobernantes. Éstos son servidores públicos no mandarines. El que manda es el pueblo.
En tercer lugar, debemos anteponer el mérito al privilegio. En todo nombramiento, decisión de gobierno o acción pública debemos reconocer los méritos y desechar los privilegios. Ya basta de nombrar amiguitos, amiguitas, parientes o cómplices. Como legislador siempre me opuse a quitar de la ley los requisitos para desempeñar un cargo. Los nombramientos, las distinciones y los reconocimientos se deben otorgar con base en méritos y no a dedazos.
Y una frase que aprendí en la universidad y que ha guiado muchas de mis acciones es la siguiente: "De cada cual según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades. Y esto último aplica para todos, en especial para el sesenta por ciento de los veracruzanos que están en condiciones de pobreza".
¿En qué momento se perdió el rumbo de Veracruz?
En el momento en que llegaron al gobierno personas improvisadas, sin emoción social que sólo se han dedicado a enriquecerse a costa del erario público.
Los servidores públicos deben tener sensibilidad social y trabajar, de manera sencilla, al lado de la gente. La política no es para hacerse millonario, sino para servir a la sociedad y transformarla de manera positiva.
¿Cuál es su posicionamiento respecto a la situación en que se encuentra la Universidad Veracruzana?
Como egresado y maestro de la Universidad Veracruzana, siempre saldré en defensa de mi querida alma mater. En primer lugar debemos ser respetuosos de su autonomía. Los recursos de la universidad se le deben entregar en tiempo y forma. No se trata de una concesión gratuita, el subsidio es un mandato constitucional y es de origen fiscal, es dinero que aporta el pueblo; no es una prebenda o una concesión que otorgue el gobierno, es su responsabilidad.
Hoy, lo que está en juego no es únicamente la viabilidad de la Universidad Veracruzana, sino el modelo de educación pública que ha sido producto de las luchas de muchos hombres y mujeres de este país durante muchas décadas. El artículo Tercero Constitucional es muy claro: la educación debe ser laica y gratuita. De no haber existido la educación pública, miles de veracruzanos como yo no hubiéramos podido estudiar.
¿Qué nos puede decir sobre la igualdad de género?
La igualdad sustantiva entre mujeres y hombres es una condición necesaria para consolidar el proyecto de desarrollo al que aspiramos. Debemos impulsar políticas públicas que permitan superar las condiciones de vulnerabilidad que enfrentan las mujeres que viven en zonas urbanas populares, indígenas y rurales; las que padecen alguna discapacidad; las que son jefas de familia y/o adultas mayores.
Es muy importante garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, su acceso a laseguridad social, lograr la igualdad salarial con los hombres y sancionar cualquier tipo de discriminación que puedan sufrir, por sólo citar algunos puntos.
0 comentarios:
Publicar un comentario